Amor posesivo y celos ¿Son la misma cosa?
La fina línea que separa el amor del amor posesivo es algunas veces tan sutil que tardamos años en darnos cuenta de su existencia y muchas veces cuándo es demasiado tarde. Estamos atrapados en una fina telaraña que nos ha cubierto, nos ha enredado y que ciegos de nosotros, no hemos logrado ver hasta el punto de ser dependientes psicológicamente de la persona que nos tiene atrapados.
Sin darte cuenta de la situación, en muchos casos, la persona posesiva y celosa, te va apartando de tus amistades, de tu familia y de todos aquellos que puedan hacerte ver la realidad que existe en tu vida. No es algo que surja de la noche a la mañana, sino que es un proceso lento, de alienación de tu persona a favor de la persona que te considera suya solamente, su exclusividad. Muchas veces, esto surge por el exceso de protección de la persona celosa, en la que lo que se considera protección pasa a ser anulación de tu personalidad y de todo lo que te rodea para que solamente sea esa persona tu centro de atención y el eje de tu vida.
Otras veces esos celos o ese amor posesivo surgen de la falta de confianza, o mejor dicho de autoconfianza que la persona celosa tienen sobre ellos mismos. Eso les lleva a desconfiar de todo, a pensar que en cualquier momento les vas a traicionar, que no te pueden perder de vista porque tú eres su vida y eres suyo y solamente el hecho de que tengas amistades no controladas por esa persona les provoca pánico. ¿Y si estas traicionándole? ¿Y si te enamoras de es@ amig@ que últimamente has visto demasiadas veces para su gusto?
En estos casos existe un gran problema, porque la manera de aislarte, es alejándote, con mil excusas distintas de las que muchas veces no te das cuenta. El problema es que eso te va ahogando, te va haciendo que dejes de quererte y de intentar relacionarte con nadie ajeno a tu pareja.
Piensas que quizá es que estés dándole motivos para esos celos, piensas que no puedes hacerle desdichado porque lo pasa mal. Pero si nos paráramos a pensar nos daríamos cuenta que estamos dejando de ser felices, que estamos dejando de pensar en lo que estamos dejando atrás y del círculo vicioso donde estamos entrando.
Para no dejar que la persona a la que amamos sufra, empezamos a tener miedo de conocer a otra gente o de que nuestros encuentros con esa gente sean demasiado frecuentes para no provocar peleas. Lo que en principio son peleas pasan a ser auténticas discusiones y en muchos casos auténticos dramas con gritos, insultos, descalificaciones o silencios incómodos.
Una y otra vez te dices a ti mismo que la situación la has provocado tu porque quizás has dejado un poco abandonada a tu pareja. Te empiezas a sentir culpable de todo y te vas aislando y te centras solo en hacer feliz a esa persona.
¿Porque no eres consciente? Quizá porque cuando conociste a esa persona o no era celosa o te tenía tan cautivad@ que no lo veías. El amor de verdad te anula los sentidos, te anula la capacidad de pensar y te atonta. Al principio quizás y de forma sutil solo notas pequeños cambios en la persona. No te das cuenta de cuando la típica frase que te dice tu pareja de: “no me pasa nada” al llegar a casa y haber estado con otra gente encierra un montón de preguntas en la mente de la persona celosa del tipo: ¿habrá estado con quien me ha dicho? ¿Porque ha tardado tanto? ¿Dónde habrá estado realmente? ¿Porque queda tanto con él/ella?
De la forma más tonta en estos casos surge la pelea por la cosa más insignificante que en realidad no tiene nada que ver con la “excusa” de la pelea, sino con el auténtico drama de los celos enfermizos que no acabas de querer ver o no ves.
Esa gran bola va creciendo poco a poco y aun así todavía tardas en ver que existe un problema cuando tú nunca lo has visto. Tu pareja, ese ser que se cree eres de SU propiedad, al principio sabe aflojar la red un poco, cuando ve que estas notando cambios en su manera de ser y en ese momento tu vuelves a alejarte y piensas que es tu imaginación y que todo sigue bien, y que ciertamente has podido descuidarlo un poco.
El germen de la búsqueda de otras personas con las que relacionarte ajenas a tu pareja es la monotonía o la falta de actividades conjuntas entre l@s dos. Buscas con quien seguir haciendo lo que antes habías hecho con tu pareja y que por rutina o cansancio habéis dejado de hacer juntos o simplemente porque no es algo le apetezca hacer y que antes hacía por amor pero, ahora, ya no se cree en la obligación de seguir haciendo. Cuando les consultas el típico ¿Te apetece hacer X? Te encuentras con el típico; “no me apetece”, “hazlo su sol@” o “vete con…..”O “elige tu que a mí me da igual”
Realmente o desgraciadamente tras esas respuestas esperan una negativa y oír “no pasa nada me quedo contigo y ya lo haremos o ya iremos”.
¿Cuantas veces nos hemos quedado con ganas de hacer algo por ese motivo? Muchas. Cierto es que a tod@s nos pasa que sencillamente tenemos alguna temporada en la que no nos apetece hacer algo o ir a algún sitio pero repito “una temporada”. Eso no es malo. Es en muchos casos el eliminar una rutina o una costumbre que no nos interesa. Lo malo es realmente cuando o deja de ser una temporada o todo deja de interesar o se aplaza. Como seres humanos que somos, y se supone que por ello inteligentes, en muchos casos nos limitamos a buscar a alguien para seguir con alguna rutina que no queramos perder porque nos entretiene y forma parte de nuestra vida y es donde radica el problema de la persona celosa porque no lo ve así, lo ve como que la has apartado de esa faceta de tu vida que antes hacíais juntos y, que no se da cuenta, ya no se hacía. Ve que estas sustituyéndol@ por otra persona y la has excluido. Sería más sencillo si, limitarnos a entender que simplemente a tu pareja le gusta eso y ha buscado a alguien para eso que no implica te haya sustituido, solamente ha buscado con quien poder seguir realizando esa actividad, ese viaje, etc.
Los celos o el amor posesivo pueden llevar a cometer locuras del tipo “o mi@” o de nadie. Otra frase muy recurrente es “te quiero tanto que no sé de qué sería capaz si me dejaras” Desgraciadamente estamos cansados de ver en las noticias los asesinatos de violencia de género en los cuales, en muchos casos, se esconde este amor posesivo y/o celos de carácter enfermizo. Esos asesinatos o esos maltratos en los cuales como me has dejado te mato o te maltrato física y/o psicológicamente hasta anularte porque me perteneces. No todos los casos son denunciados ni salen en las noticias ni son de un hombre contra una mujer. Son quizás y desgraciadamente, los más comunes y los más mediáticos pero no los únicos. Se pueden dar en parejas homosexuales, en el ámbito de padres con hij@s y en todo tipo de relaciones humanas.
Una mente celosa no sabe o no quiere saber que nadie somos de nadie, que no somos una propiedad, que más bien formamos parte de un conjunto (pareja, familia, amigos), pero que somos seres individuales que solo nos pertenecemos a nosotros mismos y que, decidimos voluntariamente en el caso de una pareja formar parte de un conjunto bidireccional y en igualdad de condiciones. No pasamos al emparejarnos a pertenecer a X sino a ser un todo, alguien con quien compartir nuestra vida, nuestras inquietudes y con quien ser felices.
Cuando empezamos a darnos cuenta de que vivimos junto a una persona celosa y se lo decimos empiezan las justificaciones, sus argumentaciones llenas de datos y de conclusiones desde luego totalmente irrefutables en las cuales tu eres el que no tienes razón, el que estás haciendo daño con tu comportamiento porque no entiendes sus sentimientos. Vienen también las falsas promesas de que eso no volverá a pasar, de que ha cambiado y que era toda su imaginación y que van a volver a hacer las cosas que empezaron a apartarte de su lado.
Empiezas a pensar que puede ser, que quizás has sido dur@ con la persona y que se puede solucionar todo con paciencia y cariño o amor. Esto suele dar lugar en muchos casos a vigilar tanto lo que haces para que todo siga bien con esa persona, que parece que ha cambiado, que puede dar lugar a empezar a dejarte de querer a ti mismo. Mimas tanto a la otra persona para que sea feliz y viva sin preocupaciones que dejas de lado tu propia felicidad. Te envuelves en una falsa nube rosa a la vez que coraza, que te impide darte cuenta que estas dejando de quererte, que la otra persona es feliz porque tu estas tan preocupad@ de su felicidad que se te ha olvidado la tuya propia. Es algo insano pero de lo que no te das cuenta. Todo va bien porque estamos peleando para que así sea y somos “felices”. Es algo que en algunos casos sale bien y la pareja cambia pero desgraciadamente, en la mayoría de los casos, es un cambio aparente de duración determinada, porque cuando pasa cierto tiempo y por cualquier pequeño encontronazo imprevisible o de lo más inocente, en muchos casos vuelve a saltar tu nube. Te encuentras con las acusaciones del tipo ¿pero no te das cuenta de cómo me tratas? ¿Pero no ves todo lo que he cambiado? Y un largo etc.
Vuelve a surgir y salir el veneno acumulado de tu falta de preocupación hacia SUS cosas, nuevamente ese “SUS” y de todo lo que está sacrificando porque tú se lo pediste. Ya no es por el bien de la relación ya es porque se lo pediste. Y podríamos decir que vuelta a empezar.
Ese círculo vicioso solo puede solucionarse no dejándote de nuevo envolver en la fina tela de araña que te atrapa de forma delicada, con el sonido de la flauta de un encantador de serpientes. Ese círculo se puede cerrar si empiezas a quererte ante todo a ti mismo, si tomas la decisión de no dejar de hacerlo ni dejar que manipulen tus sentimientos.
Una cosa esta clara de lo único que somos propietarias las personas es de nuestra propia vida. Nunca debemos dejar que nadie pase a creerse que eres de su propiedad de forma consciente o inconsciente por la otra persona.
Los celos patológicos, enfermizos, el sentimiento de “me pertenece” o el tan triste dicho de muchas maneras “l@ mate porque era mi@” solo puede solucionarse si realmente nos damos cuenta que estamos con una persona celosa y posesiva, si aprendemos a que ante todo estamos nosotros mismos y debemos volver a querernos y no quedarnos estancados, sino más bien seguir luchando, alejarnos de ese tipo de personas y de situaciones que nos alienan como personas y como individuos.
Para mi esa enfermedad llamada celos es igual que esa enfermedad o adicción que es la politoxicomanía o el psicópata asesino en serie. Cualquiera de este tipo de personas te puede terminar destruyendo para luego destruirse a ella misma o te destruye y busca otra víctima.
Solamente dándose cuenta de que tienen un problema sería cuando hay posibilidades de “cura” pero no debemos olvidar que ante todo nuestra vida es nuestra y no debemos dejar nadie se crea con el derecho a decidir por nosotros en nuestro entorno de amistades, profesional, familiar o en cualquier aspecto de nuestra vida. El amor empieza por uno mismo y es donde radica nuestra fuerza.
JUNTOS SI. PROPIEDAD DE ALGUIEN, NUNCA.
3 Comments on “Amor posesivo y celos”
Como siempre ¡te has salido!, espero que este post sea leído por infinidad de personas y que les haga recapacitar.
un gran abrazo
Al contrario de lo que se cree comunmente los celos no son un signo de desconfianza en la pareja, sino al contrario, muestran el interes y la importancia que siente el uno por el otro, al querer resguardar y proteger ese sentimiento tan lindo que es el amor.
Los celos son el peor síntoma de amor que puede haber. Muchos asesinatos y violencia de género se basan en «ese interés que muestra uno por el otro » que puede llegar a ser algo enfermizo.El amor no hay que protegerlo sino alimentarlo día a día. Los celos si los considero síntoma de desconfianza y puede llegar a ser algo enfermizo. Todo esto desde mi punto de vista y por supuesto agradezco tu comentario y respeto tu opinión